Inseguridad en si mismo
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Inseguridad en si mismo
Confianza en uno mismo
¿Le cuesta sentirse seguro de sí mismo? ¿Cuestionas a menudo tus creencias o actitudes? ¿O te preguntas a menudo si has tomado las decisiones correctas? La duda sobre uno mismo puede ser una experiencia difícil. En este artículo, primero definiremos la duda en psicología. Antes de entrar en materia, pensamos que también podría interesarle comprobar su nivel actual de bienestar con nuestro test de bienestar. ¿Y para nuestros emprendedores, coaches y consultores de bienestar? Puedes descargarte nuestro libro electrónico sobre el crecimiento de los negocios de bienestar para obtener consejos de expertos, herramientas y recursos para hacer crecer tu negocio de bienestar rápidamente.
Se cree que la duda sobre uno mismo es diferente de la autoeficacia: la autoeficacia implica nuestras expectativas de tener un buen rendimiento en un ámbito determinado. En cambio, las dudas sobre uno mismo parecen implicar pensamientos o reflexiones sobre la competencia general. Por tanto, alguien que duda de sí mismo puede tener muy claro quién es, pero no su nivel de competencia. Dado que la certeza y la claridad son experiencias que los seres humanos generalmente buscamos, la duda puede ser una experiencia bastante incómoda (Braslow, Guerrettaz, Arkin y Oleson, 2012).
Psicología de la duda
Por ejemplo: Supongamos que se abre un nuevo puesto en el trabajo al que le has echado el ojo durante un tiempo. Rápidamente envías un correo electrónico a tu jefe para comunicarle que te gustaría presentarte. Pero casi inmediatamente después de enviar el correo electrónico, tu mente se inunda de dudas e inseguridades:
Así que, esa misma tarde, envías otro correo electrónico retractándote del primero. Sientes un rápido alivio, pero en el transcurso de las siguientes semanas y meses, te sientes sobre todo decepcionado contigo mismo y avergonzado por no haber sido lo suficientemente valiente como para ir a por ello.
Como psicóloga y terapeuta, ayudo a las personas a superar sus dudas para que tengan más confianza y seguridad en sí mismas. En esta guía, voy a explicarte cómo entender qué son las dudas, de dónde vienen y te daré algunas herramientas prácticas para superarlas.
Por ejemplo, para una persona, la duda puede tener su origen en la infancia, quizás como resultado de la forma en que fue criada. Por otro lado, la duda puede convertirse en un problema en la edad adulta, como respuesta a una crisis inesperada o a un factor de estrés como el divorcio o la pérdida del trabajo.
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Por ejemplo, la última Encuesta Anual de CEOs de Price WaterhouseCoopers descubrió que, a pesar de las turbulencias en el clima económico mundial actual, cuando se trata de sus propias empresas, los CEOs están tomando medidas deliberadas y enfocadas para crecer invirtiendo donde cuenta. Como revela el estudio, los CEOs confían tres veces más en sus propias capacidades para hacer crecer sus empresas que en las perspectivas de crecimiento de la economía mundial. Estos consejeros delegados no han dejado que los acontecimientos que les rodean les detengan en su camino. Como dijo un director general, la competencia es feroz en todos los sectores, pero eso sólo significa que tenemos que correr más rápido y con más fuerza.
La duda nos hace racionalizar la situación para adaptarla a nuestro estado emocional. Podemos tener miedo a fracasar, miedo a quedar mal, miedo a asumir más de lo que creemos que podemos manejar. Así que nos volvemos expertos en inventar un montón de excusas para explicar por qué una oportunidad que se nos presenta no es una buena opción. Como dice Steven Pressfield en ¡Haz el trabajo! Overcome Resistance And Get Out of Your Own Way, “El enemigo es nuestro cerebro parlanchín, que, si le damos apenas un nanosegundo, empezará a producir excusas, coartadas, autojustificaciones transparentes y un millón de razones por las que no podemos/debemos/no queremos hacer lo que sabemos que tenemos que hacer”. Piensa en las oportunidades que has rechazado. ¿Qué razones te has dado a ti mismo? ¿Eran razones legítimas o sólo excusas? Las excusas son barreras mentales que erigimos y que nos frenan.
Dudas y ansiedad
Las dudas sobre uno mismo forman parte de la experiencia humana. Como debe ser. No tenemos que mirar demasiado lejos para ver que un exceso de dudas puede ser totalmente peligroso. Sin embargo, si no se controla, el miedo que alimenta nuestras dudas puede llevarnos a ser demasiado cautelosos y a no emprender las acciones que nos ayudarían y servirían a los demás. Veo a demasiadas personas capaces y con talento (sobre todo mujeres) que se venden poco porque temen no tener lo que hace falta para triunfar. La duda triunfa. Las acciones no se llevan a cabo.
No levantamos el teléfono y hacemos la llamada. No extendemos la invitación. No levantamos la mano para la promoción. No decimos “¡Basta!”. No nos oponemos, ni decimos que no, ni decimos que sí, ni seguimos adelante, ni nos lanzamos a por el bolígrafo.
Hablando de eso, recuerdo que me consumía la duda cuando la idea de escribir un libro se apoderó por primera vez de mi imaginación. “¿Quién soy yo para escribir un libro?” pensé para mis adentros. Nunca había estudiado escritura, y terminé mi educación en la Australia rural sin aprender nunca dónde colocar los apóstrofes. Por mucho que me inspirara la idea de plasmar mis ideas en prosa, me sentía totalmente inadecuada para la tarea (¡por no mencionar que en ese momento tenía cuatro hijos menores de siete años!) Sólo cuando mi marido Andrew dijo “¿Por qué no te das permiso para escribir un libro imperfecto?”, me decidí a dar el paso. ¿Fue la peor obra literaria que el mundo haya visto jamás? Por supuesto que no. Pero ahora está en el mundo (en seis idiomas) y nunca lo habría sido si la duda hubiera sido la protagonista.