Que son las creencias

Qué son las creencias ejemplos

Una creencia es una actitud de que algo es así, o de que alguna proposición sobre el mundo es verdadera[1] En epistemología, los filósofos utilizan el término “creencia” para referirse a las actitudes sobre el mundo que pueden ser verdaderas o falsas[2] Creer algo es tomarlo como verdadero; por ejemplo, creer que la nieve es blanca es comparable a aceptar la verdad de la proposición “la nieve es blanca”. Sin embargo, mantener una creencia no requiere una introspección activa. Por ejemplo, pocos consideran cuidadosamente si el sol saldrá o no mañana, simplemente asumen que lo hará. Además, las creencias no tienen por qué ser ocurrentes (por ejemplo, una persona que piense activamente “la nieve es blanca”), sino que pueden ser disposicionales (por ejemplo, una persona que si se le pregunta por el color de la nieve afirme “la nieve es blanca”)[2].
Los filósofos contemporáneos han tratado de describir las creencias de diferentes maneras, entre ellas como representaciones de las formas en que podría ser el mundo (Jerry Fodor), como disposiciones para actuar como si ciertas cosas fueran ciertas (Roderick Chisholm), como esquemas interpretativos para dar sentido a las acciones de alguien (Daniel Dennett y Donald Davidson), o como estados mentales que cumplen una función particular (Hilary Putnam)[2]. [Algunos también han intentado ofrecer revisiones significativas de nuestra noción de creencia, incluidos los eliminativistas de la creencia que argumentan que no hay ningún fenómeno en el mundo natural que se corresponda con nuestro concepto psicológico popular de creencia (Paul Churchland) y los epistemólogos formales que pretenden sustituir nuestra noción bivalente de creencia (“o tenemos una creencia o no tenemos una creencia”) por la noción más permisiva y probabilística de credibilidad (“hay todo un espectro de grados de creencia, no una simple dicotomía entre creencia y no creencia”). [2][3]

Opinión

Una creencia es un pensamiento firme de que algo es cierto, a menudo basado en una revelación. La creencia suele formar parte de la pertenencia a una religión. Es diferente al conocimiento científico que puede ser probado, pero la creencia no puede ser probada. Por ejemplo, una persona puede creer en Dios o en dioses.
La palabra también se utiliza para describir lo que una persona espera que ocurra basándose en una información limitada. Por ejemplo, “creo que Amy vendrá hoy”. La creencia es también algo en lo que se cree pero que no se puede probar con exactitud.

Qué son las creencias en la religión

Una creencia es una actitud de que algo es así, o de que alguna proposición sobre el mundo es verdadera[1]. En epistemología, los filósofos utilizan el término “creencia” para referirse a actitudes sobre el mundo que pueden ser verdaderas o falsas[2]. Creer algo es tomarlo como verdadero; por ejemplo, creer que la nieve es blanca es comparable a aceptar la verdad de la proposición “la nieve es blanca”. Sin embargo, mantener una creencia no requiere una introspección activa. Por ejemplo, pocos consideran cuidadosamente si el sol saldrá o no mañana, simplemente asumen que lo hará. Además, las creencias no tienen por qué ser ocurrentes (por ejemplo, una persona que piense activamente “la nieve es blanca”), sino que pueden ser disposicionales (por ejemplo, una persona que si se le pregunta por el color de la nieve afirme “la nieve es blanca”)[2].
Los filósofos contemporáneos han tratado de describir las creencias de diferentes maneras, entre ellas como representaciones de las formas en que podría ser el mundo (Jerry Fodor), como disposiciones para actuar como si ciertas cosas fueran ciertas (Roderick Chisholm), como esquemas interpretativos para dar sentido a las acciones de alguien (Daniel Dennett y Donald Davidson), o como estados mentales que cumplen una función particular (Hilary Putnam)[2]. [Algunos también han intentado ofrecer revisiones significativas de nuestra noción de creencia, incluidos los eliminativistas de la creencia que argumentan que no hay ningún fenómeno en el mundo natural que se corresponda con nuestro concepto psicológico popular de creencia (Paul Churchland) y los epistemólogos formales que pretenden sustituir nuestra noción bivalente de creencia (“o tenemos una creencia o no tenemos una creencia”) por la noción más permisiva y probabilística de credibilidad (“hay todo un espectro de grados de creencia, no una simple dicotomía entre creencia y no creencia”). [2][3]

Qué son las creencias y los valores

Una creencia es una actitud de que algo es así, o de que alguna proposición sobre el mundo es verdadera[1] En epistemología, los filósofos utilizan el término “creencia” para referirse a las actitudes sobre el mundo que pueden ser verdaderas o falsas[2] Creer algo es tomarlo como verdadero; por ejemplo, creer que la nieve es blanca es comparable a aceptar la verdad de la proposición “la nieve es blanca”. Sin embargo, mantener una creencia no requiere una introspección activa. Por ejemplo, pocos consideran cuidadosamente si el sol saldrá o no mañana, simplemente asumen que lo hará. Además, las creencias no tienen por qué ser ocurrentes (por ejemplo, una persona que piense activamente “la nieve es blanca”), sino que pueden ser disposicionales (por ejemplo, una persona que si se le pregunta por el color de la nieve afirme “la nieve es blanca”)[2].
Los filósofos contemporáneos han tratado de describir las creencias de diferentes maneras, entre ellas como representaciones de las formas en que podría ser el mundo (Jerry Fodor), como disposiciones para actuar como si ciertas cosas fueran ciertas (Roderick Chisholm), como esquemas interpretativos para dar sentido a las acciones de alguien (Daniel Dennett y Donald Davidson), o como estados mentales que cumplen una función particular (Hilary Putnam)[2]. [Algunos también han intentado ofrecer revisiones significativas de nuestra noción de creencia, incluidos los eliminativistas de la creencia que argumentan que no hay ningún fenómeno en el mundo natural que se corresponda con nuestro concepto psicológico popular de creencia (Paul Churchland) y los epistemólogos formales que pretenden sustituir nuestra noción bivalente de creencia (“o tenemos una creencia o no tenemos una creencia”) por la noción más permisiva y probabilística de credibilidad (“hay todo un espectro de grados de creencia, no una simple dicotomía entre creencia y no creencia”). [2][3]